Licencias de construcción de vivienda tienen un indicador peor al de la crisis del Upac en Colombia: presidente de Camacol

Números en rojo fue lo que se vio en las estadísticas de vivienda en Colombia, durante el espacio ‘Diálogo vivienda social’, adelantado dentro de los foros Congreso Colombia, del cual hicieron parte varios de los protagonistas del sector.

El fin de poner en el visor la situación de la vivienda es buscar la manera de aplicar una reactivación de la construcción, pues, según dijo el presidente de Camacol, Guillermo Herrera, “se completan ya 13 meses con caídas en lanzamiento de nuevas unidades de vivienda y 14 meses de contracción en la venta de vivienda de interés social”.

Solo entre enero y agosto las caídas de ventas son cercanas al 50 %, lo que quiere decir, de acuerdo con la explicación del directivo del gremio de constructores, que “en lo que va corrido de este año hemos perdido la mitad del mercado de vivienda que teníamos un año atrás”.

Con las cifras del promedio de ventas, Herrera envió un mensaje alarmante: “Pasamos de tener en los últimos dos años un promedio de ventas de 12.950 unidades por mes, a 5.613″. Eso es por debajo del promedio que tuvo el país en el peor momento de la pandemia.

Algo similar está sucediendo con las iniciaciones de proyectos de vivienda y las licencias de construcción, dos indicadores que muestran la temperatura de esta rama de la economía. “En los últimos ocho meses, hasta agosto, empiezan a caer las construcciones de vivienda. Pasamos de un ritmo de 200.000 a alrededor de 161.000 en lo que va corrido de este año. Las caídas en licenciamiento pueden estar superando el 40 %”, agregó Herrera.

El vocero de Camacol enfatizó que se trata de un sector altamente afectado por condiciones macroeconómicas.

Peor momento desde la crisis del Upac

Durante la jornada, en la que intervinieron otras voces, como las del sector financiero, el Gobierno y el Legislativo, Camacol sacó un espejo retrovisor que puso para comparar lo sucedido en Colombia en los últimos 36 años, y que se convierte en la serie más larga de cifras que hay para tomar el pulso a la construcción en Colombia.

Las caídas actuales, frente a las de otros años, en el área licenciada para la construcción son preocupantes. En julio, fue de -71 %. Ni más ni menos, “es un indicador peor al que se tuvo en la crisis del Upac”, refirió el directivo de Camacol. Para ese año, la contracción fue de -69 %.

Se trataría además de la segunda mayor caída de la historia, pues la que registra mayor porcentaje es la ocurrida en 2020, por la pandemia de covid: 80 %.

“El ánimo no es ser alarmista, pero ese comportamiento del sector tiene un fuerte impacto sobre la economía en su conjunto”, sostuvo el presidente de Camacol.

¿Qué dijo la ministra de Vivienda?

Luego del lúgubre panorama expuesto por Camacol, y tras varios pronunciamientos desde distintas trincheras, se dio paso a la intervención de la minsitra Catalina Velasco. En su sustentación, mencionó que llevan 13 meses adelantando un trabajo con el sector financiero y otras entidades, por lo cual, “estamos cada vez más preparados para enfrentar la realidad”.

Afirmó que “el sector de vivienda está mejor que la economía y eso ha sido así siempre. Cuando estamos en un momento de enfriamiento, el sector resalta positivamente”.

Se refirió al programa Mi Casa Ya como una estrategia “buena”, que a través de subsidios ha sido jalonador de la economía, como ocurrió en el momento posterior a la pandemia. “Los que salían a trabajar eran las personas de la construcción”.

Pero, luego de haber sido un sector impulsor de la economía en 2021, en 2022 sucedió un problema que, a su juicio, era algo serio. “Encontramos que los subsidios en ese año se habían amparado con vigencias futuras, por lo tanto, solo se podían otorgar en 2023”. Implicaba que las personas tenían asignado el subsidio, pero no había manera de tener los desembolsos para entregárselos.

Además, también recordó otra situación difícil que hallaron: “En medio de la utilización del programa Mi Casa Ya, como motor de la economía, llevó a que se enviara el mensaje, tanto a los beneficiarios de subsidio como a los constructores, que vivienda de interés social que se construyera,que tendría el apoyo económico, lo que no tenía soporte presupestal”.

De esa manera, sostuvo la ministra, “encontramos una fila de 500.000 familias con el subsidio habilitado pero solo se tenían 23.000 subsidios disponibles. El programa tenía una crisis financiera serísima, pues podía costar ocho billones de pesos”.

Fue entonces que el Ministerio de Vivienda tuvo que acudir al Congreso de la República, a poner el sombrero para pedir una parte de los recursos de la Ley de adición presupuestal.

¿Y qué viene?

Velasco salió al quite ante las críticas sobre que han sido lentos en la ejecución. Argumentó sus razones: “Encontramos un programa desfinanciado”.

Para enfrentar la situación, dijo que hay varios elementos: “El Plan de Desarrollo, con 50.000 subsidios, y una articulación conjunta entre todos los sectores que tienen que ver con la vivienda. Si el sector de la construcción se detona, puede generar crecimiento en otras áreas”.

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