Guía que ayuda al sector minero a reducir emisiones y cumplir objetivos de descarbonización

Para contribuir al compromiso climático de América Latina y generar conciencia entre los principales actores económicos del sector minero en la región, Black & Veatch ha publicado un nuevo informe “Más allá de los Renovables: Descarbonización de las Minas de América Latina”.

Junto con una variedad de otras tecnologías y enfoques de descarbonización, el informe describe cómo las tecnologías de hidrógeno para vehículos y equipos de trabajo (y el hidrógeno como medio de almacenamiento de energía in situ) son una fuente de combustible alternativa de rápida aparición que podría redefinir los enfoques de descarbonización global para el sector.

La International Energy Agency (IEA) señala que, para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, la extracción de minerales para tecnologías de energía limpia tendría que cuadruplicarse de aquí al 2040. A su vez, la minería es un proceso que consume grandes volúmenes de energía y es un engranaje crítico en la cadena global de suministro de energía limpia, por lo que lograr la neutralidad neta de carbono en esta industria es clave para la agenda de control del cambio climático.

“La planificación e integración de energías renovables para impulsar las operaciones mineras en América Latina es un objetivo estratégico para el sector minero y representa un primer paso alcanzable hacia una transformación operativa que se traducirá en una mayor eficiencia energética, rentabilidad y sustentabilidad”, afirmó Pablo Peñaranda, director de Desarrollo de Negocios PIMM para Latinoamérica de Black & Veatch.

Debido a sus características geográficas y la abundancia de recursos naturales, América Latina tiene un gran potencial de energía renovable y mucha de la capacidad adicional desplegada en todo el continente es renovable. Según la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), al 2022 el 81% de la nueva capacidad de generación instalada en América Latina y el Caribe proviene de fuentes limpias, ya sea eólica, fotovoltaica, hidroeléctrica o plantas térmicas renovables (biogás y biomasa).

En este contexto, la transición energética en el sector minero es un objetivo con un valor estratégico cada vez más evidente. Es fundamental que las empresas mineras tengan un conjunto de herramientas y un marco de evaluación para lograr un camino confiable hacia el cero neto.

“Dar prioridad a las inversiones necesarias en innovación requiere experiencia técnica en tecnologías emergentes, las que deben considerarse para planificar estrategias de transición óptimas y a la medida. Este es un momento ideal para que las empresas mineras evalúen estas alternativas tecnológicas para asegurar un camino confiable y rentable hacia la neutralidad de carbono”, dijo Peñaranda.

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