Chile y Argentina impulsan US$ 21.000 millones en proyectos de cobre con foco en integración minera

Siete proyectos binacionales como Josemaría, Filo del Sol y Taca Taca buscan activar el tratado de 1997 y consolidar la frontera andina como polo estratégico.

Siete gigantes proyectos mineros, con una inversión conjunta de US$ 21.000 millones, están en carpeta para iniciar operaciones antes de 2030 en la frontera chileno-argentina. La cartera incluye a Josemaría, Filo del Sol y Taca Taca, que forman parte de un plan de integración sustentado en el Tratado de Complementación e Integración Minera de 1997. La iniciativa promete no solo un boom productivo, sino también un cambio en la relación bilateral.

“El tratado constituye un modelo estratégico de vinculación bilateral que favorece el desarrollo económico conjunto, al tiempo que impulsa estándares de sostenibilidad, eficiencia operativa y competitividad a nivel regional. Esta es una oportunidad para posicionar la frontera andina como un polo estratégico global de innovación tecnológica en minería”, afirmó Rolando Dávila, coordinador de la comisión binacional de minería de la Cámara Chileno-Argentina de Comercio.

La sinergia va más allá de la explotación de yacimientos. Chile aporta su experiencia en automatización, digitalización y minería 4.0, mientras que Argentina suma know-how en extracción directa de litio y una industria metalmecánica que complementa la cadena de valor. De este modo, la frontera se proyecta como un puente de transferencia tecnológica que podría consolidar a ambos países en la minería del futuro.

¿Podrá la frontera andina convertirse en un polo minero global?

Los desafíos no son menores: la gestión del agua, la descarbonización de las operaciones y la reducción de emisiones son temas críticos en la agenda. La integración energética también será determinante, con el gas argentino cruzando hacia Chile y la energía solar chilena abasteciendo al otro lado de la cordillera. En un escenario global de creciente demanda de cobre para la transición energética, Chile y Argentina tienen la oportunidad de transformar la frontera andina en un actor clave de la minería mundial, siempre que logren superar las tensiones políticas y económicas que aún persisten.

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