El presidente López Obrador promulgó la reforma al Poder Judicial

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, promulgó una de las reformas más significativas de su administración: la reforma constitucional al Poder Judicial. Este cambio, que ya aparece en el Diario Oficial de la Federación (DOF), busca transformar aspectos clave del sistema judicial mexicano para mejorar la justicia, reducir la corrupción y asegurar una mayor independencia de jueces y magistrados. Sin embargo, la inclusión de los “jueces sin rostro” ha generado controversia tanto dentro como fuera del país.

El decreto que López Obrador firmó el 15 de septiembre de 2024 modifica varios artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Entre los puntos más relevantes destaca la creación de los jueces sin rostro, una figura judicial diseñada para proteger la identidad de jueces que manejan casos de alto riesgo, especialmente aquellos relacionados con el crimen organizado y la corrupción. Con esta medida, el gobierno pretende salvaguardar la vida y la integridad de los jueces, quienes a menudo enfrentan amenazas y presiones de grupos criminales. Sin embargo, varios sectores de la sociedad civil y organizaciones de derechos humanos ven con recelo esta propuesta, pues consideran que podría afectar la transparencia del proceso judicial y comprometer los derechos de los acusados, al impedirles saber quién los juzga.

Además de los jueces sin rostro, la reforma incluye cambios destinados a fortalecer la independencia judicial. Durante años, el sistema judicial mexicano ha enfrentado críticas por su vulnerabilidad ante influencias políticas y económicas, lo que ha generado desconfianza en la imparcialidad de sus decisiones. Las nuevas disposiciones buscan garantizar que jueces y magistrados ejerzan su labor sin presiones externas y con total autonomía, siguiendo el principio que López Obrador ha repetido: “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”.

El Consejo de la Judicatura Federal (CJF), que gestiona la administración del Poder Judicial en México, también experimentará cambios importantes bajo esta reforma. El gobierno pretende que la reestructuración del CJF permita una administración más eficiente de la justicia, reduciendo los tiempos de resolución de casos y mejorando la calidad de las decisiones judiciales. Esta demanda ha sido constante entre ciudadanos y expertos, quienes señalan que la justicia en México es lenta y poco accesible.

La promulgación de esta reforma ha provocado reacciones encontradas. La oposición política ha expresado críticas contundentes, señalando que esta reforma podría interpretarse como un intento de aumentar el control del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial, lo que debilitaría la separación de poderes. Para ellos, estas modificaciones confirman la tendencia del presidente a centralizar el poder en su figura, algo que ha caracterizado los debates en torno a las políticas de López Obrador. Diversas organizaciones internacionales, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, también han mostrado inquietud por las posibles implicaciones de los jueces sin rostro. Estas organizaciones reconocen la necesidad de proteger a los jueces en un país con altos índices de violencia, pero consideran que no deben sacrificar la transparencia ni los derechos procesales.

A pesar de las críticas, López Obrador ha defendido la reforma. En un mensaje difundido por redes sociales, junto a la presidenta electa Claudia Sheinbaum, el mandatario justificó la reforma como un paso indispensable para asegurar que la justicia llegue a todos los ciudadanos sin excepciones. Según López Obrador, la corrupción dentro del Poder Judicial ha impedido que las leyes se apliquen de manera justa y equitativa, por lo que estas nuevas disposiciones son esenciales para eliminar estas prácticas. El presidente destacó que proteger a los jueces resulta fundamental para garantizar que actúen sin temor a represalias y con plena libertad, en un sistema donde prevalezca el Estado de derecho.

Con la publicación de la reforma en el DOF, las autoridades deberán enfocarse en su implementación. El proceso exigirá ajustes dentro del Poder Judicial, tanto en términos operativos como estructurales. La creación de los jueces sin rostro y las modificaciones en la administración del Consejo de la Judicatura Federal jugarán un papel clave, y su éxito dependerá de la capacidad de las autoridades judiciales para adaptarse de manera efectiva, manteniendo un equilibrio entre seguridad, transparencia y respeto a los derechos humanos.

Los resultados de esta reforma se observarán en los próximos años, especialmente en la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, dos de los mayores problemas del país. Aunque las intenciones detrás de esta medida responden a la necesidad de proteger a los jueces y mejorar el sistema de justicia, su ejecución determinará si logra cumplir las expectativas. Las reacciones tanto nacionales como internacionales seguirán siendo un indicador clave de cómo estas disposiciones afectarán el futuro del Poder Judicial mexicano y su capacidad para impartir justicia de manera justa, independiente y eficaz.

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