En la última década, la industria ha desarrollado vidrios capaces de adaptarse a múltiples necesidades. Entre ellos destacan los autolimpiantes, los vidrios con capa de vacío para máxima aislación térmica, los extra-claros para proyectos icónicos, los resistentes al fuego y los de baja huella de carbono. Estas innovaciones marcan un antes y un después en la forma en que este material se utiliza en fachadas, cubiertas y espacios interiores.
“El vidrio ha pasado de ser un material transparente y decorativo a convertirse en una herramienta estratégica para el confort y la eficiencia de los edificios. Hoy un solo producto puede entregar aislación, control solar, seguridad e incluso autolimpieza”, señala Mónica Budge, jefe de Productos Especiales de Vidrios Lirquén.
Las tendencias globales muestran un creciente interés por la sostenibilidad, la economía circular y la transparencia en el diseño. La incorporación de vidrio reciclado en la producción, junto con el uso de energías renovables, busca reducir la huella ambiental de un material que, a la vez, contribuye a mejorar el desempeño energético de las construcciones.
“Nuestro desafío es anticipar las nuevas exigencias regulatorias y sociales, ofreciendo soluciones que no solo respondan al presente, sino que también acompañen a la arquitectura del futuro”, agrega Budge.
El desarrollo reciente del vidrio está marcado por la eficiencia energética, el confort del usuario y la multifuncionalidad. Vidrios de baja emisividad (Low-E), doble y triple acristalamiento y soluciones con control solar permiten cumplir con normativas cada vez más exigentes. A su vez, la demanda por fachadas abiertas y transparentes ha impulsado el uso de vidrios extra-claros en proyectos icónicos, mientras que la impresión digital sobre vidrio abre la puerta a diseños personalizados y gráficos en gran formato.
En este sentido, el vidrio ya no se dirige únicamente a constructoras y arquitectos. Hoy también está en el radar de inmobiliarias, diseñadores y usuarios finales que valoran el confort térmico, acústico y la seguridad. En paralelo, sectores emergentes como la energía solar y las construcciones con integración fotovoltaica han incorporado al vidrio como un material estratégico. Esto refleja un cambio en la percepción: de insumo estandarizado a inversión en bienestar y sostenibilidad.
Los próximos años presentan retos importantes: descarbonizar hornos que requieren temperaturas superiores a 1.500 °C, enfrentar los altos costos energéticos, mejorar la gestión del vidrio reciclado y responder a normativas ambientales cada vez más estrictas. Al mismo tiempo, se abren grandes oportunidades en segmentos de alto crecimiento, como la energía solar fotovoltaica, los edificios de consumo casi nulo y la integración de vidrio en proyectos de alto desempeño energético.