El crimen organizado y el aumento de la violencia alejaron a México del radar global de inversión minera. El Instituto Fraser de Canadá colocó al país en el lugar 74 de 88 en su Índice de Atracción de Inversión Minera 2024, una caída drástica desde la posición 37 registrada apenas el año anterior. La inseguridad en estados clave como Sinaloa, Guerrero, Guanajuato, Sonora, Chihuahua, Durango y Zacatecas apagó el interés de nuevos inversionistas.
La reciente escalada criminal en zonas mineras ha puesto a las empresas contra las cuerdas. A finales de 2024, un comando armado robó seis góndolas cargadas con 240 toneladas de concentrado de oro y plata en la Mina Peñasquito, Zacatecas. El botín superó los 50 millones de dólares. El asalto no fue un caso aislado, sino parte de un patrón que llevó a México a posicionarse como uno de los países más inseguros para ejercer la minería.
Zacatecas y Sinaloa, pilares de la producción minera nacional, hoy se tambalean por la violencia. En Sinaloa, las minas operan en zonas remotas, fuera del alcance de estrategias de seguridad estatales. En Zacatecas, responsables del 24.2% de la producción minera nacional, los trabajadores deben desplazarse en grupo y bajo estrictos protocolos para reducir riesgos. Las empresas desarrollaron estrategias propias para proteger a su personal, acostumbradas ya a trabajar en condiciones difíciles, pero no imposibles.
El retroceso de México en el índice ocurre en un momento tenso en la relación con Estados Unidos. Desde Washington, el presidente Donald Trump volvió a presionar al gobierno mexicano, amenazando con imponer aranceles si no se contiene la operación de grupos delictivos ligados al narcotráfico. Las advertencias reavivaron el debate sobre el impacto de la inseguridad en la economía, particularmente en sectores estratégicos como la minería.
A pesar del entorno adverso, el sector no se detiene. En 2023, la inversión minera alcanzó los 4,960 millones de dólares, aunque en 2024 se redujo a menos de 4,000 millones por la incertidumbre regulatoria. La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia abrió una ventana de confianza: las mineras anunciaron planes para invertir 12 mil millones de dólares en los próximos dos años, un incremento del 38% respecto al bienio anterior. La intención está sobre la mesa. Ahora, el Estado debe garantizar las condiciones para que ese dinero llegue a donde más se necesita.
El mensaje desde la industria es claro. Existe voluntad de invertir, expandir y seguir generando empleo y desarrollo. Pero sin seguridad, no hay minería que aguante. La resiliencia del sector tiene límites, y esos límites se están poniendo a prueba todos los días en los caminos de tierra que llevan a las minas. México no puede darse el lujo de perder competitividad en una actividad que le ha dado tanto a su economía y a sus comunidades. La minería sigue firme. Pero también está alerta.