Altos Hornos de México (AHMSA), uno de los pilares históricos de la siderurgia nacional, podría estar cerca de un nuevo capítulo. Ocho compañías, entre ellas ArcelorMittal, Villacero y Cargill Financial Services, han manifestado formalmente su interés por adquirir los activos industriales de AHMSA y de Minera del Norte (MINOSA), actualmente en proceso de liquidación dentro del concurso mercantil.
Este grupo de interesados incluye actores tanto nacionales como extranjeros, lo que revela el valor estratégico que aún representa la infraestructura industrial de la siderúrgica coahuilense. La posibilidad de reactivar operaciones en el corto o mediano plazo ha despertado el interés del mercado, en especial ante un entorno nacional marcado por la caída de la producción de acero y la creciente dependencia de importaciones.
Durante la última sesión de la Comisión de Vigilancia del concurso mercantil, el síndico Víctor Manuel Aguilera Gómez confirmó que ya se recibió documentación de ocho posibles compradores. Las compañías participantes habrían sido convocadas bajo criterios de seriedad y capacidad financiera, y algunas de ellas ya han avanzado con análisis técnicos sobre los activos disponibles.
Según lo comunicado, la subasta de los activos podría realizarse en enero de 2026. El valor conjunto estimado de los bienes en juego asciende a 1,326 millones de dólares, cifra que servirá como base de referencia para las propuestas formales.
La operación no está exenta de complejidades. AHMSA arrastra pasivos superiores a los 61,000 millones de pesos, que incluyen deudas fiscales, compromisos con instituciones públicas como el IMSS, el SAT, la CFE y Pemex, así como adeudos con proveedores, acreedores financieros y trabajadores. Cualquier interesado deberá considerar no solo el valor industrial de las plantas, sino también las obligaciones legales y sociales asociadas.
Desde que AHMSA detuvo operaciones, el mercado nacional perdió alrededor de 4 millones de toneladas anuales de acero. Esta brecha productiva ha sido cubierta parcialmente con importaciones, elevando costos para industrias clave como la construcción, el sector automotriz y la infraestructura. La posibilidad de reactivar la producción interna representa un beneficio potencial no solo para la economía local de Coahuila, sino para toda la cadena productiva nacional.
El caso de AHMSA ha tenido un impacto profundo en la región centro de Coahuila. Monclova y los municipios aledaños han resentido el cierre con la pérdida de miles de empleos directos e indirectos. Actualmente, cerca de 10,000 trabajadores vinculados a AHMSA y alrededor de 4,000 de MINOSA aguardan la resolución del proceso, mientras se acumulan meses de sueldos y prestaciones pendientes.
La sindicatura ha señalado que una de sus prioridades es garantizar que cualquier operación de compra contemple el pago de los derechos laborales. Los nuevos inversionistas, se ha indicado, deberán asumir compromisos para cumplir con las obligaciones pendientes y ofrecer certeza laboral a los empleados que permanezcan en activo.
La participación de empresas como Nippon Steel y Cargill añade un componente internacional al proceso. No se trata únicamente de un rescate industrial, sino de un movimiento que podría redefinir la participación de México en el mercado global del acero. La presencia de actores internacionales con experiencia en operación y transformación de activos industriales puede representar una oportunidad para introducir nuevas tecnologías, eficiencia operativa y prácticas sostenibles.
En el plano nacional, Villacero y ArcelorMittal ya cuentan con una presencia consolidada en el sector siderúrgico. Su interés por AHMSA refleja una lógica de integración o expansión estratégica que podría beneficiar a sus cadenas de suministro actuales. Sin embargo, los riesgos asociados con la operación —desde la necesidad de inversión para modernizar instalaciones hasta el cumplimiento de normativas ambientales— serán determinantes en la decisión final de cada postor.
El proceso de venta se da bajo la supervisión del Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles (Ifecom), con la intención de llevar a cabo un procedimiento transparente y abierto. La expectativa es que, al concretarse la subasta, se cierre uno de los capítulos más difíciles para la siderurgia mexicana reciente y se abra la puerta a una reactivación responsable y financieramente viable.
Si bien el desenlace aún está por escribirse, lo que está claro es que el interés por AHMSA no es menor. Los activos físicos, la ubicación estratégica, la tradición operativa y la demanda nacional de acero siguen siendo factores de peso en el tablero industrial.
Recuperar la capacidad instalada de AHMSA no solo es deseable, sino necesario si México quiere reducir su dependencia siderúrgica externa y consolidar una industria que ha sido clave en el desarrollo económico del país durante décadas.



