La minería mexicana vive un momento de definición. No se trata sólo de precios internacionales, ni de disputas por concesiones; el verdadero cuello de botella está en la ausencia de un marco legal claro que rija aspectos fundamentales como la exploración y la remediación ambiental. Así lo ha advertido el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos de la República Mexicana (SNTMMSSRM), encabezado por Napoleón Gómez Urrutia.
En un pronunciamiento reciente, el sindicato llamó a las autoridades a publicar de manera urgente las leyes secundarias que complementen la reciente reforma a la Ley Minera. La falta de normativas claras está frenando el desarrollo del sector, ha reducido drásticamente la inversión y, por si fuera poco, agrava los desafíos ambientales.
Gómez Urrutia fue directo: la minería nacional no puede sostenerse sin un marco legal robusto que proporcione certeza jurídica a los proyectos, pero que también garantice estándares internacionales de respeto ambiental, laboral y comunitario.
La caída de la inversión es alarmante. En 2012, México recibió 1.165 millones de dólares en exploración minera. Para 2025, se espera apenas la mitad: 583 millones de dólares. No se trata de una simple desaceleración: es un síntoma de desconfianza en un sector que, históricamente, ha sido motor económico y fuente de desarrollo para múltiples regiones del país.
Gómez Urrutia explicó que sin nuevas exploraciones es imposible mantener reservas activas ni descubrir nuevos yacimientos, lo que pone en riesgo la sostenibilidad futura del sector. Además, los altos costos y la incertidumbre aumentan los riesgos operativos y ambientales.
Pero la exigencia del sindicato no se limita a pedir leyes. También propone un redireccionamiento estratégico de la minería nacional. La diversificación de minerales es urgente. México continúa dependiendo de la importación de minerales críticos, mientras que sus propios yacimientos siguen inexplorados o desaprovechados.
La apuesta, según el sindicato, debe centrarse en fortalecer la autosuficiencia. Aquí destaca el papel que podría jugar LitioMX, la empresa estatal encargada del desarrollo del litio. El litio es un recurso estratégico en el contexto de la transición energética mundial. Y México, con reservas importantes en estados como Sonora, tiene una oportunidad histórica para posicionarse como proveedor clave en esta nueva economía.
Gómez Urrutia también habló sobre las tierras raras. Elementos fundamentales para la fabricación de tecnología avanzada, los yacimientos de tierras raras en México son una ventaja geográfica y comercial innegable. Estados como Chihuahua, Oaxaca, Coahuila y Sonora podrían convertirse en polos de desarrollo tecnológico si se impulsa la inversión en exploración y se fomenta la innovación para su aprovechamiento sostenible.
Esa sostenibilidad, sin embargo, no debe ser una promesa vacía. El dirigente sindical fue enfático al señalar que ningún avance tecnológico debe justificarse a costa del medio ambiente. Para ello, insistió, es necesario no sólo contar con leyes secundarias, sino también con inversión en investigación y desarrollo, y una cultura minera responsable.
El papel del Estado es fundamental. La idea de que el mercado lo resolverá todo ya no es viable, al menos no en un sector tan estratégico como el minero. Gómez Urrutia señaló que la inversión privada es bienvenida, pero debe estar condicionada al respeto irrestricto de los derechos laborales, las comunidades locales y el entorno natural.
Recordó que los trabajadores mineros no son un eslabón más en la cadena productiva, sino el corazón mismo de la industria. Sin su experiencia, su conocimiento técnico y su esfuerzo diario, no hay minerales ni desarrollo. Por eso también urgió a ampliar y proteger sus derechos laborales, algo que —según el sindicato— sigue siendo una asignatura pendiente en muchas regiones del país.
La postura del sindicato también incluyó un análisis sobre la geopolítica de los metales. Las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos al acero y al aluminio dejan clara la vulnerabilidad de la industria mexicana ante políticas comerciales externas. Esto refuerza la necesidad de una estrategia nacional que priorice el fortalecimiento interno del sector.
En suma, el Sindicato Minero propone una visión integral: un marco legal actualizado, inversión en innovación, respeto ambiental y laboral, y una política estatal activa para garantizar la soberanía minera del país. Asegura que sólo así podrá México recuperar el papel estratégico que la minería ha jugado históricamente, no sólo como fuente de riqueza, sino como pilar del desarrollo industrial.



