Producción minerometalúrgica de México crece 5.3% anual en julio de 2025, impulsada por oro, plata y zinc

La industria minerometalúrgica mexicana dio señales claras de recuperación durante julio de 2025, de acuerdo con el más reciente reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Los datos, publicados este lunes, confirman un crecimiento mensual de 2.0% y un sólido aumento anual de 5.3%, con cifras desestacionalizadas.

Este desempeño se registra en un contexto de estabilidad macroeconómica y creciente demanda internacional por metales preciosos e industriales, lo que refuerza el papel estratégico de la minería como motor de desarrollo para el país. A pesar de los desafíos logísticos y las restricciones regulatorias en algunas regiones, la minería mexicana volvió a mostrar resiliencia.

Los avances se explican en buena medida por el buen comportamiento en la producción de minerales clave como el oro, la plata, el zinc, el plomo, el azufre y la fluorita. Estos minerales no solo representan una parte fundamental de las exportaciones mexicanas, sino que también se insertan en cadenas de valor industriales vitales, tanto a nivel nacional como global.

Particularmente relevante es el crecimiento de la producción de oro y plata, que se da en un momento de alta volatilidad en los mercados internacionales. Mientras el oro se consolida como activo refugio ante la incertidumbre financiera global, la plata gana terreno en sectores tecnológicos y energéticos. La minería mexicana ha sabido responder con eficiencia a esta coyuntura favorable.

Por su parte, el zinc y el plomo siguen siendo esenciales en industrias como la construcción, la automotriz y la fabricación de baterías. El alza en su producción refleja no solo un aumento en la demanda, sino también una mejora en los procesos de extracción y beneficio dentro del país.

El yeso y la fluorita, minerales de uso más específico pero no menos importantes, también registraron incrementos. Ambos tienen aplicaciones clave en sectores como la construcción, la química y la metalurgia. En el caso de la fluorita, México continúa siendo uno de los principales productores a nivel mundial, un liderazgo que aporta divisas y empleo a diversas regiones del país.

Sin embargo, no todo fue crecimiento. El INEGI también reportó caídas en la producción de pellets de fierro, cobre y carbón no coquizable. La disminución en estos rubros podría estar relacionada con factores externos, como la baja en la demanda siderúrgica internacional, la competencia con otros países productores o incluso decisiones corporativas para optimizar costos operativos.

A pesar de estas caídas, el balance general es positivo y confirma que la minería sigue siendo un pilar sólido de la economía mexicana. Esta industria aporta inversión extranjera, genera miles de empleos directos e indirectos y tiene un efecto multiplicador en comunidades enteras, especialmente en estados como Sonora, Zacatecas, Durango y Chihuahua.

Más allá de los números, el informe del INEGI subraya la importancia de contar con información estadística puntual y confiable. La Estadística de la Industria Minerometalúrgica (EIMM) permite medir con precisión no solo los volúmenes extraídos, sino también los procesos de beneficio, fundición y afinación, proporcionando una radiografía clara del sector.

Lo cierto es que este repunte ocurre en un momento crucial para México. Mientras otras industrias enfrentan retos relacionados con el nearshoring, la relocalización de cadenas productivas o las tensiones geopolíticas, la minería mexicana se consolida como un terreno fértil para la inversión y la innovación tecnológica. Desde exploraciones más eficientes hasta prácticas de sostenibilidad cada vez más exigentes, el sector avanza con paso firme.

Vale la pena recordar que, aunque algunos sectores siguen cuestionando el impacto ambiental de la actividad minera, los avances en normatividad y en prácticas responsables permiten hoy operar con mayor transparencia y compromiso social. Empresas del ramo han implementado programas comunitarios, tecnologías limpias y estándares internacionales que elevan la competitividad del sector sin descuidar el entorno.

En un país donde muchas regiones dependen en buena medida de esta actividad, los resultados de julio de 2025 son una noticia alentadora. Reafirman la capacidad de adaptación del sector frente a contextos cambiantes y la importancia de fortalecer el marco institucional y operativo que lo respalda.

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