Hoy México experimenta un renovado impulso en su industria minera. La Cámara Minera de México (Camimex) reportó que hay 25 proyectos en construcción, con una inversión superior a 8 282 millones de dólares, comprendiendo 19 de oro y plata y 6 de cobre, que iniciarán operaciones entre este mismo año y 2029.
Expansión de minería metálica: ¿qué se está gestando?
Camimex destaca que cinco minas de oro y plata arrancarán en 2025, cuatro en 2026, seis en 2027 y una última en 2029. Estas instalaciones se instalarán en estados clave como Jalisco, Guerrero, Durango, Zacatecas, Sonora, Sinaloa y Chihuahua. En conjunto, las nuevas minas podrían aportar hasta 1.4 M onzas de oro y 73 M onzas de plata en los próximos 10‑15 años, así como 227 500 toneladas de cobre.
Principales protagonistas e inversión extranjera
Empresas canadienses y mexicanas lideran la apuesta. Torex Gold impulsa con 874 MDD la mina Media Luna en Guerrero, mientras Discovery Silver destina 1 377 MDD a Cordero en Chihuahua, destinado a oro, plata, zinc y plomo. Fresnillo apunta 695 MDD para dos minas en Guanajuato, con fecha de inicio en 2027 y 2029.
En materia de cobre, las canadienses Agnico Eagle‑Teck y Oroco Resource planean inversiones por 1 400 MDD y 1 103 MDD respectivamente. Grupo México proyecta destinar 310 MDD a El Pilar en Sonora, junto con el desarrollo de El Arco en Baja California, con reservas superiores a 1 230 M toneladas de sulfuros y planes de concentración y desalación.
Ventajas económicas para regiones mineras
Este impulso se traduce en oportunidades de desarrollo: se espera la creación de empleos directos e indirectos, infraestructura regional y mayor recaudación fiscal. El impacto se refleja en la economía estatal y en el fortalecimiento del peso de México en la minería global.
Retos por superar
Sin embargo, estos proyectos implican complejidad. Requieren permisos ambientales, infraestructura, logística de energía y administración de agua, como se constata en el caso de El Arco que ya avanza en ingeniería de planta desalinizadora y otros trámites.
La relación con comunidades será crucial. La industria minera aporta beneficios sustantivos, pero también debe garantizar prácticas responsables y diálogo permanente con poblaciones locales, cuidando los impactos sociales y ambientales.