La producción minera en México cayó 4.3 % durante 2024, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta contracción representa el descenso más marcado del sector en los últimos cinco años y refleja una tendencia preocupante tras el estancamiento observado en 2023 (0.1 %) y el crecimiento marginal de 4.1 % en 2022.
El freno en la actividad minera impacta de manera directa a miles de trabajadores, exportaciones nacionales y comunidades enteras que dependen de esta industria. Expertos advierten que sin cambios en la política pública y el entorno regulatorio, el panorama podría empeorar.
Las causas: permisos, regulación y presión económica
Uno de los factores más mencionados por empresarios y analistas es el entorno regulatorio restrictivo. La suspensión de nuevas concesiones desde 2019 y los retrasos en permisos de exploración y operación han frenado proyectos clave. La Cámara Minera de México (Camimex) ha señalado que la incertidumbre jurídica aleja inversiones y reduce la competitividad del país. Como reflejo, la inversión en el sector caerá de USD 5 000 millones en 2024 a solo USD 3 800 millones en 2025.
Además, el llamado “superpeso” ha reducido las ganancias de las empresas exportadoras. Al cotizar sus ventas en dólares, pero pagar costos en pesos, muchas compañías mineras han visto mermadas sus utilidades hasta en un 15 %, según reportes de firmas como Peñoles y Grupo México.
Otro desafío ha sido el comportamiento de los precios internacionales de los metales. El zinc y el cobre, esenciales en la balanza minera nacional, han enfrentado una baja en sus precios durante el último año, reduciendo los ingresos esperados.
Comunidades mineras, las más afectadas
La baja producción minera también afecta a miles de trabajadores y comunidades enteras en estados como Sonora, Zacatecas, Durango y Guerrero. En estos lugares, la minería representa entre el 40 % y el 60 % de la economía local. La reducción en actividades ya se refleja en empleos suspendidos, menor dinamismo comercial y caídas en la recaudación de impuestos municipales.
Alcaldes y representantes comunitarios advierten que el enfriamiento del sector puede revertir años de desarrollo. Las empresas mineras suelen ser proveedoras de infraestructura, salud, educación y empleo formal. Su contracción genera un efecto dominó difícil de contener, especialmente en regiones con poca diversificación económica.
¿Puede la minería ser parte de la solución ambiental?
En medio de la crisis, la industria ha mostrado avances en materia ambiental. Camimex reporta que el 35 % de la energía consumida por las operaciones mineras ya proviene de fuentes limpias. Las metas para 2030 apuntan a alcanzar un 46 %, lo cual posicionaría a México entre los líderes de América Latina en minería verde.
El reciclaje del agua es otro rubro destacable. Algunas empresas logran reutilizar hasta el 70 % del líquido en sus procesos. Estos logros, sin embargo, requieren inversiones sostenidas que podrían estar en riesgo si el marco regulatorio sigue limitando nuevos proyectos.
El llamado urgente: recuperar la confianza
Voces del sector, académicos y organismos internacionales coinciden en la necesidad de reactivar la minería mexicana. Para lograrlo, se requiere agilizar la tramitología sin reducir los estándares ambientales. México necesita volver a emitir concesiones bajo un marco de sustentabilidad, con criterios de responsabilidad social y ecológica.
También resulta urgente incentivar la innovación tecnológica, especialmente en eficiencia energética y trazabilidad. Al mismo tiempo, la seguridad jurídica debe fortalecerse para evitar bloqueos, litigios y conflictos sociales que espantan a los inversionistas.
Una industria estratégica en pausa
La caída del 4.3 % en la producción minera no es solo un dato económico: es una señal clara de alarma para una industria clave. México se juega su posición en el mercado global de metales críticos y su capacidad de financiar proyectos regionales. Recuperar la confianza, la inversión y el dinamismo del sector será vital para sostener el desarrollo económico y social en los próximos años.