La amenaza de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos ha encendido alertas en diversos sectores económicos. Desde la agricultura hasta la industria automotriz, la incertidumbre frena decisiones de inversión y planificación. Sin embargo, este escenario también abre puertas para que México diversifique sus relaciones comerciales y fortalezca sus vínculos con la Unión Europea.
Wilfred Mohr, embajador de los Países Bajos en México, destacó recientemente la oportunidad que representa este contexto para ambos bloques. “Con los aranceles todo el mundo pierde”, afirmó. Por ello, subrayó la importancia de no depender exclusivamente del mercado estadounidense y explorar alternativas en Europa.
Modernización del TLCUEM: una puerta abierta al agro mexicano
Uno de los pilares de esta nueva etapa comercial entre México y Europa es la modernización del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM). Las negociaciones concluyeron en enero, y se espera que, tras la firma y ratificación, los cambios entren en vigor entre 2026 y 2027.
El nuevo acuerdo contempla una significativa reducción de aranceles, particularmente en el sector agrícola. Esto facilitará la entrada de productos como aguacate y limón al exigente mercado europeo, donde la demanda por productos frescos y de alta calidad va en aumento.
Este panorama beneficia especialmente a pequeños y medianos productores mexicanos, que encontrarán en Europa un mercado atractivo, más allá de los tradicionales socios comerciales. La eliminación de barreras arancelarias permitirá mejorar la competitividad y la rentabilidad de sus exportaciones.
Países Bajos: un socio estratégico para México
En América Latina, México ocupa el segundo lugar como socio comercial e inversionista de los Países Bajos, sólo detrás de Brasil. Esta relación se ha traducido en una presencia creciente de empresas neerlandesas en territorio mexicano, especialmente en sectores clave como el agrícola y el automotriz.
Querétaro, Nuevo León y Ciudad de México se destacan como los principales destinos de estas inversiones. Tan solo en Querétaro, se estima la existencia de alrededor de 50 empresas neerlandesas. Ejemplos recientes incluyen la expansión de la firma de robótica automotriz AWL y la apertura de una nueva planta de Trouw Nutrition, dedicada a la nutrición animal.
A pesar de las amenazas arancelarias provenientes de Estados Unidos, la embajada de los Países Bajos no ha registrado cancelaciones o pausas en los planes de inversión en México. Esto demuestra la confianza de las empresas europeas en el potencial del mercado mexicano y su resiliencia frente a la volatilidad internacional.
Inversiones con valor agregado y transferencia tecnológica
Además de la inversión directa, la colaboración con empresas neerlandesas conlleva beneficios adicionales. Estas firmas suelen traer consigo tecnologías de punta, procesos eficientes y modelos de negocio sustentables. La relación México-Países Bajos no se limita al comercio, sino que también incluye transferencia de conocimiento y desarrollo conjunto de capacidades.
Esto representa una gran oportunidad para elevar la competitividad del sector industrial mexicano. Especialmente en un contexto donde la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring) favorece a países como México por su ubicación estratégica.
Europa, una alternativa con reglas claras
La Unión Europea ofrece a México un entorno comercial estable, predecible y con altos estándares. A diferencia de las medidas unilaterales de Estados Unidos, el bloque europeo basa sus relaciones en el diálogo institucional y la certidumbre jurídica.
La entrada en vigor del TLCUEM modernizado consolidará aún más este marco. Para México, esto representa la posibilidad de construir relaciones de largo plazo, con beneficios recíprocos, tanto para exportadores como para inversionistas.