La minería requiere grandes inversiones en exploración, infraestructura y maquinaria, además de enfrentar estrictas regulaciones ambientales y laborales diseñadas para mitigar impactos negativos. Este marco, aunque necesario, ralentiza el desarrollo y desincentiva a potenciales inversores que podrían apostar por la innovación en esta industria.
Carmona destaca que la naturaleza de los emprendimientos mineros, que enfrentan incertidumbres geológicas y de mercado global, contrasta con sectores donde la innovación puede traducirse en productos escalables y disruptivos en poco tiempo. “Es un desafío diferente, pero no significa que sea imposible. Lo que Chile necesita es fomentar una minería que no solo extraiga cobre, sino que innove con él”, señala.
El llamado es claro: evolucionar hacia una industria minera más ágil, que adopte tecnologías y modelos de negocio innovadores. “La verdadera pregunta no es si Chile puede tener unicornios mineros, sino si estamos preparados para construir un ecosistema que los haga posibles”, concluye Carmona.



