Chile, históricamente conocido por su dominio en el mercado global del litio, ha visto una disminución significativa en su participación tanto en reservas como en producción a nivel mundial. Hacia fines de los años 90, el país monopolizaba prácticamente el 90% de las reservas mundiales de litio. Sin embargo, en la actualidad, esta cifra se ha reducido a menos del 40%, no debido a una falta de crecimiento en sus reservas, sino a la velocidad superior con la que otros países han incrementado las suyas.
Esta tendencia se refleja también en la producción. En el estudio realizado por GEM y presentado ayer por el ingeniero especialista, Patricio Faúndez, en el seminario “potencial y futuro del litio en la economía nacional”, se mostró también que, aunque Chile ha aumentado su producción de litio, lo ha hecho a un ritmo más lento en comparación con países como Australia. En 2003, Chile producía 1 de cada 2 toneladas de litio a nivel global; hoy en día, esta proporción ha caído a 1 de cada 4, evidenciando una disminución en su participación global.
La pregunta realizada por Faúndez fue: ¿qué sucedería en el futuro, especialmente con la entrada de nuevos actores en el mercado? Constatando que además de los actores tradicionales como Argentina, China, Estados Unidos y Australia, han surgido nuevos competidores motivados por el reciente boom en los precios del litio. Países como Estados Unidos, que ha comenzado a desarrollar proyectos de extracción de litio desde salmueras de petróleo, y nuevos descubrimientos significativos en África, están listos para entrar al mercado con fuerza.
Un ejemplo de ello es la República Democrática del Congo, país en el que se ha descubierto un super yacimiento de litio, Manono, el cual, únicamente con lo que se lleva descubierto hasta el momento (no descartándose mayores descubrimientos en el futuro) sumaría más 16 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente, es decir, prácticamente una cuarta parte de las reservas del Salar de Atacama. Estos hallazgos, junto con la infraestructura ya existente en países como Estados Unidos para la extracción de petróleo y gas, representan una amenaza directa a la competitividad de Chile en el mercado.
El desafío para Chile será adaptarse a este nuevo escenario global, mostrándose competitivo para la atracción de inversión y, por tanto, competitivo para incrementar su producción y mitigar la tendencia a la baja en términos relativos, en relación a producción y reservas.