La densificación de las ciudades y la limitación evidente de espacio han llevado a que en los proyectos de construcción consideren cada días más subterráneos y obras enterradas; prueba de esto es que en la década de los 80’s los edificios contaban con no más de 3 niveles de subterráneos; hoy se construyen obras con 9 y más subterráneos, enterrando las estructuras más de 20 o 30m de profundidad. Esta limitación de espacio en muchos casos no permite la excavación con taludes estables; obligando a la necesidad de contar con técnicas sostenimiento (entibación y socalzados) que permitan asegurar la excavación, la seguridad de los trabajadores y las estructuras vecinas.
Las técnicas utilizadas hoy para generar estos sostenimientos en proyectos de edificación son elegidas y diseñadas considerando el suelo que se debe contener y la situación de los vecinos/sobrecargas del entorno. Es así como se eligen generalmente técnicas de sostenimientos ya sea muros berlinés, pantallas premoldeadas, muros “bajados”, tablaestacados, soil nailing y/o pilas de hormigón armado. A su vez, los sostenimientos requieren de elementos arriostrantes, donde los puntales de madera o acero que generalmente se utilizaban en la década de los 80’s y 90’s se han modernizado a técnicas mas seguras donde lo más utilizado corresponde a sistemas de anclajes al suelo circundante.
El anclaje o tensor utilizado para los arriostramientos de los sistemas de sostenimiento consiste en un cable o barra de acero que se introducen al terreno circundante y se inyecta con lechada de cemento o mortero interactuando con el terreno, utilizando el mismo fenómeno de fuste o roce lateral que utiliza un clavo o tornillo con la madera.
Estos anclajes generalmente actúan de manera temporal y son reemplazados con los elementos de arriostre definitivos de la estructura. Momento en que pierden su tensión; quedando como elementos “inocuos” en el terreno circundante, que no generan ningún tipo de problema para las estructuras vecinas, no se descompone y tampoco interfiere para futuras excavaciones.
Accidentabilidad
La etapa de excavación es una de las etapas más riesgosas de la construcción; donde los puntales de madera u acero utilizados como arriostramientos de las entibaciones han sido reemplazados, en la gran mayoría de las obras, por anclajes; situación que ha aumentado el nivel de seguridad de las obras y de las estructuras circundantes. Esto se demuestra en el hecho de que, de acuerdo con la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción, no se registra ningún accidente fatal en excavaciones que hayan contado un proyecto desarrollado por un mecánico de suelos con un proyecto con arrostramientos de anclajes.
Por el contrario, los accidentes fatales reportados son exclusivamente en excavaciones con taludes en frente de la excavación.
Normativa chilena
Lo anterior se debe, dentro de muchos otros factores a que la norma Chilena es muy clara y protege la seguridad de los excavadores y de las estructuras. Para el diseño y ejecución de entibaciones y arriostramientos existe la norma NCh 3206 – 2010 – Geotecnia – Excavaciones, entibaciones y socalzado – Requisitos – norma Chilena que es de gran utilidad y protege la seguridad de los las excavaciones definiendo requisitos de diseño y construcción; entregando directrices generales para el diseño de taludes, pantallas y arrostramientos; norma que ha sido una ayuda importante para el desarrollo de las excavaciones abiertas.
En el año 2018 el Instituto de la Construcción y la Sociedad Chilena de Geotecnia (SOCHIGE) hacen un llamado a participar, a un conjunto de profesionales a la redacción del proyecto de actualización de la norma Nch3206. Se incorporaron más de 40 profesionales y empresas ligadas al diseño, construcción y monitoreo de este tipo de obras; además de la academia, gobierno y asociaciones gremiales ligados a la geotecnia; mejorando los requisitos de diseño y construcción de este tipo de obras. Es probable que esta actualización de norma salga este año 2024 a consulta pública para ser posteriormente publicada oficialmente.
Problemática al utilizar los anclajes
Si bien los anclajes corresponden al método de arriostramiento mayormente utilizado en las excavaciones aumentando los niveles de seguridad de las excavaciones, las estructuras circundantes y, siendo en muchos casos la única alternativa viable de arriostrar las entibaciones y realizar las excavaciones; existen todavía dudas respecto a la legalidad existente de disponer estos elementos bajo el subsuelo de los terrenos vecinos.
Las dudas respecto a la legalidad de los anclajes temporales hacia los terrenos circundantes han generado en el pasado algunas demandas y recursos de protección de los vecinos hacia las inmobiliarias y direcciones de obras, todas fundadas principalmente en conceptos de propiedad del subsuelo circundante. Algunas de estas demandas han llegado a la corte de apelaciones y corte Suprema, con fallos que han definido una jurisprudencia. Estos fallos han concluido sobre la legalidad de los anclajes temporales y aclaran el concepto de “propiedad del subsuelo” y su relación con el “interés”; sin embargo, a la fecha no existe una ley clara que permita la disposición de estos elementos temporales bajo el subsuelo de los terrenos circundantes que todavía genera preocupación, confusión, distintas interpretaciones e incluso detenido proyectos de excavaciones.
Además, actualmente la práctica habitual es que las Direcciones de Obras de las municipalidades exijan que en los permisos de obras provisorias y excavaciones que en los proyectos ingresados “se elimine” los anclajes de los planos, ya que estos organismos no pueden autorizar el ejecutar obras fuera de los deslindes del proyecto donde, en muchos casos inviabiliza la construcción de algunos proyectos. Algunas de ellas incluso solicitan documentos y autorizaciones expresas de los vecinos para la utilización de anclajes temporales en su subsuelo. – La práctica común es el ingreso de un plano donde no “enteran” que existen anclajes hacia los terrenos vecinos; reemplazándolos incluso por flechas; donde algunas direcciones de obras obligan al cambio de los anclajes por puntales, taludes u otros sistemas, que va en desmedro de la seguridad de la obra y los vecinos y, hasta incluso, hacen el proyecto inviable.
A mi juicio, se hace importante y urgente el legislar sobre los anclajes en terrenos circundantes, y sea agregado en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC). Esto evitará las distintas interpretaciones y aclarará muchas dudas, de lo contrario se fuerza a que se presente municipalmente algo que “o sabemos no se construirá”, o se fuerce a optar por una solución mas riesgosa.
En el directorio del Instituto de la Construcción estamos trabajando en este tema para que finalmente el Departamento de Desarrollo Urbano (DDU) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo instruya categóricamente a las Seremis de Vivienda y a las Direcciones de Obra del país reiterar que se pueda utilizar las circulares DDU N°181 y DDU N°188 en conjunto con un protocolo con los requisitos mínimos que presente el mecánico de suelos en su proyecto. En especifico que se establezca un formato de aviso al vecino, que tenga trazabilidad para que no exista duda de la realización de dicha gestión.
Por medio de estas circulares se señala expresamente que no se debe solicitar autorización al vecino para la aplicación de tensores en el subsuelo, donde solo se debe avisar y, en caso de tener algún problema, el vecino debe optar a la justicia ordinaria, conforme a lo dispuesto en las resoluciones de la Corte Suprema en esta materia (Jurisprudencia existente).
En definitiva, la responsabilidad en utilización de tensores y anclajes en proyecto de entibación es de responsabilidad de los profesionales competentes de la obra y de los proyectistas involucrados. No es de responsabilidad de las Direcciones de Obras en el uso del subsuelo, y como se esta llevando la practica hoy en día, solo conlleva a la presentación de proyectos incompletos o peor aun forzando a que se realicen obras que son menos seguras por evitar pasar anclajes bajo el terreno colindante.
Fuente: Instituto de La Construcción