INTEGRACIÓN SOCIAL Y MEDIOAMBIENTE: CINCO PROPUESTAS ARQUITECTÓNICAS PARA UN HABITAR SOSTENIBLE EN MADERA

Ya es tradición. Para los estudiantes de arquitectura de universidades chilenas y extranjeras participar en el concurso organizado por Madera21 representa, sin duda, una oportunidad para poner a prueba sus capacidades y vincularse con los problemas reales a los que se enfrentarán en su vida laboral. Una experiencia de aprendizaje que se consolida cada año y que ha llevado a que el certamen sea cada vez más competitivo.

Este año, el primer lugar del concurso lo obtuvo Sofía Bustos Ramírez de la Universidad del Desarrollo (Concepción), quien junto con su profesor guía Miguel Nazar, presentó “Caballete Invertido”. Se trata de una iniciativa que busca reactivar el muelle Enacar de Lota: un monumento histórico de la zona, cuya estructura en madera posibilitó a su autora proyectar viviendas y espacios comunitarios en sus 320 metros de largo.

Actualmente, la obra ligada a la añosa producción de carbón en la ciudad está en condiciones de deterioro como consecuencia del declive industrial en la zona. Por tanto este proyecto responde tanto a dicha problemática como al déficit habitacional que tiene Lota, donde hay un 30% de la población en la pobreza y cerca de 32 campamentos residenciales.

El resultado es una novedosa intervención del muelle que configura espacios físicos y virtuales, respetando la lógica industrial pero explorando nuevos sistemas constructivos en él, en este caso, con la preexistencias vernáculas. Con esto se pretende preservar el patrimonio existente con un nuevo espacio habitable, fomentando la interacción social y la cohesión comunitaria, haciendo que las residencias integren patrimonio e historia local para afrontar la escasez de casas asequibles.

Todo esto fue posible gracias al diseño arquitectónico en armonía con el material, mediante el uso de piezas de madera laminada que replican el caballete original, pero invirtiendo su posición y amarrándose en la preexistencia.

Esta nueva fundación rediseñada -se explica en la memoria – es capaz de soportar la carga estructural del proyecto, en donde “la madera se trabaja a modo de grilla con módulos de 3,2 x 3,2 x 2,5 para la vivienda, permitiendo una intervención más controlada del espacio con llenos y vacíos que la convierten en estructura y envolvente al mismo tiempo”.

Y es que actualmente la ciudad de Lota enfrenta una alta demanda inmobiliaria, acompañada de una insuficiencia de terrenos urbanizados, mientras que una serie de edificios patrimoniales están abandonados, evidenciando su deterioro por descuido o inactividad. Este caballete invertido viene a solucionar eso, al dar vida al inmueble por medio de su articulación como espacio habitable, mientras se preserva su patrimonio y se fomenta la interacción social y comunitaria en él.

El segundo lugar del concurso fue adjudicado por Sebastián Carvajal de la Universidad de Concepción con su proyecto “Máquina Generadora de Recursos” y la guía del profesor Miguel Nazar. La propuesta se centra en abordar la escasez hídrica de la comuna de Alto Hospicio de manera sostenible con una serie de edificios construidos en madera que capturan el agua de niebla, lo que permitiría abastecerse de este recurso de forma autónoma y posibilitar, eventualmente, la producción local de alimentos con zonas de cultivo e invernaderos verticales.

Concebido como una una plataforma de apoyo para comunidades vulnerables, este proyecto busca enfrentar desafíos tanto ambientales como sociales, eligiendo esta comuna por sus índices de vulnerabilidad, sus condiciones medioambientales y sus altos registros de niebla.

En concreto, se identificó un borde degradado con alta incidencia de niebla en una zona elevada, maximizando así la captación de agua aprovechando los vientos predominantes y las condiciones topográficas, para obtener un mayor rendimiento con su sistema de captación de agua.

“Un aspecto distintivo de la propuesta es la incorporación de la malla raschel en las fachadas de los edificios. Estratégicamente ubicada, esta malla actúa como un atrapa niebla, capturando las pequeñas gotas de agua presentes en la niebla que es común en la zona y generando 16 lt/mt2 de agua al día en promedio, lo que equivale a un máximo total de 14.500 lt agua al día por edificio”, asegura la memoria.

Por otra parte, las viviendas fueron pensadas en madera para crear estructuras resistentes y flexibles, proporcionando una resistencia ante los cambios climáticos y la humedad, con un sistema modular productivo a modo de grilla que permite proyectar en su distribución interna zonas de invernadero y viviendas que cumplan con las necesidades y preferencias de las familias.

Por último, “Encastillando el habitar” de la Universidad Austral de Chile se quedó con el tercer lugar del certamen, guiado por el profesor Joaquín Andrés Cerda D’apremont. El equipo conformado por Héctor Álvarez Rivera, Estheban Álvarez Mella, Gerardo Manzano Contreras y Manuel Arcaya Saldivia, considera el uso de piezas prefabricadas a medida de madera y hormigón, así como también uniones metálicas.

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