Mientras el Gobierno estigmatiza al sector petrolero, el 81% de los colombianos lo considera un impulso positivo para el país

La industria petrolera en Colombia es fundamental en el desarrollo del país, para sus cuentas fiscales, la autosuficiencia y soberanía energética e, incluso, en el papel mismo que puede cumplir en el proceso de transición energética.

Esto lo ratifica un documento de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP), que asegura además que cerca del 40% de las exportaciones dependen de este sector, el 20% de los ingresos fiscales de la Nación y el 76% de las regalías.

Sin embargo, la llegada de la administración del presidente Gustavo Petro ha sido muy fuerte contra este sector. No solo por las declaraciones del mismo jefe de Estado, que lo ha compararlo con la coca, sino con anuncios como el de no hacer nuevos contratos de exploración y cargar con más impuestos a la industria extractiva, quitándole atractivo a la inversión que garantice la exportación y la autosuficiencia energética en el futuro.

Además, ya el Gobierno ha empezado a dar anuncios en el sentido de desarrollar nuevos sectores, como el turismo, que reemplacen los ingresos que hoy genera la industria petrolera.

Pero esta no será una tarea de corto plazo. Se requieren infraestructura, seguridad y, paradójicamente, los recursos que hoy generan el petróleo y el gas para apalancar nuevos sectores productivos y dar seguridad en la transición energética. Y tampoco se trata de estigmatizar un sector en el que el país ha soportado gran parte de su estructura fiscal y donde en el corto plazo no hay con qué sustituir esos ingresos

“Diversificar la canasta exportadora debe ser un objetivo, pero no a costa de marchitar la industria. Y, el desarrollo de otros sectores, como el turismo, tiene un enorme potencial, pero tomará tiempo. Esa transición no se dará en el corto plazo. Se necesita una triple transición: energética, fiscal y de regalías, y productiva”, dijo en su momento la ACP.

En ese sentido, en medio de la cumbre de petróleo y gas que se realiza en Cartagena, se conoció un estudio de la firma Jaime Arteaga & Asociados, en colaboración con el Centro Nacional de Consultoría, que consultó a más de 2.900 ciudadanos, 240 funcionarios gubernamentales y 140 líderes empresariales del sector de petróleo y gas.

El estudio profundizó en las opiniones de los distintos grupos de interés respecto a la transición energética, las expectativas para la industria de petróleo y gas, así como los avances y desafíos en la política pública.

A pesar del pesimismo empresarial y de la coyuntura de desaceleración de la economía, el respaldo ciudadano a la industria de petróleo y gas en Colombia alcanza máximos históricos: el 81% de los colombianos la considera un impulso positivo para el país. Es el porcentaje más alto desde 2019, cuando se inició el estudio y obtuvo 72%. Cada año ha venido creciendo.

Entre tanto, el 93% de los consultados considera que la industria del gas es positiva para el país. También es su máximo histórico.

El 72% de los encuestados está de acuerdo con que es posible que la actividad petrolera conviva con otras actividades económicas como el turismo y el agro. Este porcentaje este año se mantiene estable frente al año anterior y es el más alto a lo largo de la medición.

A su vez, el 59% de las personas consultadas está de acuerdo con que en su municipio se realicen actividades de exploración, producción y transporte de petróleo y gas, el porcentaje más alto desde que se puso en marcha la medición en 2019.

De otro lado, 2 de cada 3 personas encuestadas (66%) consideran que, si las empresas de petróleo y gas dejaran de operar en Colombia, la economía del país sería peor. En 2019 era el 56% y cada año viene creciendo esta percepción.

Dos tercios de los consultados (67%) tienen una imagen positiva de las empresas del sector de petróleo y de gas. Es un crecimiento significativo, pues hace apenas 5 años solo la mitad tenía una imagen positiva de este sector.

83% de los colombianos cree que la industria de petróleo y gas es esencial para financiar programas sociales y proyectos de inversión pública del Estado,

Aumentó el conocimiento sobre la transición energética, con un 48% de los colombianos afirmando saber en qué consiste, un porcentaje significativamente mayor que el año anterior, cuando solo el 23% lo conocía.

El 92% de los colombianos está de acuerdo en que la transición energética requiere tiempo para ser justa.

Para 7 de cada 10 colombianos, la prioridad en Colombia debe ser la erradicación de la pobreza y la reducción de las desigualdades, incluso si esto implica continuar produciendo petróleo y carbón.

Sin embargo, una de cada tres personas consultadas (33%) considera que el destino de las regalías generadas por el sector se va para la corrupción o para los políticos.

Lo que piensan las empresas

A pesar de las percepciones positivas que tienen los colombianos del sector, las opiniones y perspectivas de los empresarios preocupan. El 49% de los empresarios del sector consultados aseguran que van a reducir sus operaciones. El año pasado ese porcentaje era del 37%.

Las principales razones para reducir operaciones son: las políticas del Gobierno nacional (22%); la falta de apoyo del Gobierno (21%); problemas de seguridad (15%); falta de estabilidad jurídica (13%) y el rechazo de las comunidades a la industria petrolera en Colombia (9%).

Para los empresarios, dentro de los factores operativos o financieros que pueden afectar las operaciones en los próximos años, la incertidumbre tributaria es la mayor de las inquietudes con el 32%. Le sigue la infraestructura y los costos logísticos, con 22%; el costo o suministro de materias primas, con 18%, y la volatilidad en los precios del crudo, con 10%.

Dentro de las prioridades más urgentes de las empresas del sector se destaca la de viabilizar y garantizar la exploración y las operaciones ante el Gobierno nacional (27%) e involucrarse en el proceso de transición energética en el país (24%).

A diferencia de los dos últimos años, en los que se consideró que los avances en transición energética habían sido del 71% (2021) y 86% (2022), para este año, los encuestados consideran que ha sido de apenas 45%.

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