La minería en Colombia se ha dedicado, durante gran parte de su historia, a la extracción de aquellos minerales conocidos como preciosos, tales como el oro y la plata. Más tarde, se sumaron los metálicos como el cobre y el hierro; los de tipo combustible, como el carbón y, por último, las esmeraldas. En este variado grupo está la sal que, por su condición de no metálico, su uso en los alimentos, en la industria y en la salud, ocupa un lugar importante, como lo menciona Natalia León Soler, historiadora de la Universidad Externado de Colombia.
En Colombia funcionan actualmente, a buen ritmo, cinco salinas, dos de ellas en la costa Caribe: las de Manaure y Galerazamba, las cuales producen sal marina que se obtiene a partir de la evaporación solar del agua de mar o de un lago salado, las
otras producen la sal de la explotación de la roca salina.
Para la historiadora, el siglo XX representó, para las salinas de Colombia, su consolidación como industria. «Con el tiempo se dedicó a la producción de productos químicos derivados del cloruro de sodio para las demás industrias como la farmacéutica, alimenticia y textil; a su vez industrias como la de curtiembres,
jabones, vidrio y papel», asegura.
Las salinas de La Guajira, por ejemplo, son parte de una tradición que se ha mantenido por décadas. Para industrializar esta actividad, la Industria Salinera del Caribe (Indusalca) ha alcanzado una producción cercana a las 4.000 toneladas mensuales del
producto, según informan sus portavoces, por lo que, a la par, nació la necesidad de tener un mejor aprovechamiento del recurso natural.
“Como resultado, la empresa redujo en 42 por ciento el consumo de gas durante el proceso de secado y disminuyó en 20 por ciento el tiempo de enfriamiento de la sal, lo
que elevó la producción mensual en 600 toneladas, correspondientes al 15 por ciento de su capacidad”, indican voceros.
Actualmente, Indusalca emplea a más de 2.000 personas, de las cuales el 90 por ciento pertenece a la comunidad wayuu.
Por su parte, León indica que la industria salinera progresa a lo largo de los años. Las principales fuentes se han mantenido y han innovado en su producción y exportación.
“Al igual que otros productos mineros ha tenido momentos de auge y de descenso,
pero nunca ha estado en la quiebra, se mantiene vital en el mercado nacional
como en el internacional”, señala.