Desde que caminaba por montañas en Temascaltepec, sentía que la geología mexicana siempre guarda sorpresas bajo tierra. Esa intuición cobra vida hoy con la nueva apuesta de Sierra Madre en la mina Nazareno: están despertando vetas que aún no se veían claramente, pero con promesas contundentes.
Sierra Madre Gold & Silver acaba de anunciar que ya inició el desarrollo subterráneo en Nazareno, parte del complejo La Guitarra, en el Estado de México. Su plan arranca con la voladura de galerías y túneles que conectarán las zonas mineralizadas con accesos que permitirán producir. En los primeros trabajos ya se han entregado más de 700 toneladas de material mineralizado a la planta de Guitarra, aunque ese volumen no estaba incluido en la estimación previa de recursos.
Las primeras labores revelan una configuración compleja: varias vetas de plata y oro convergen y forman una zona de hasta 8 metros de ancho, según el mapeo detallado en el nivel subterráneo 150. La distancia vertical entre el Access Drive y ese nivel alcanza los 30 metros. Al comparar los minerales extraídos con los bloques del modelo de recursos de 2023, las leyendas de plata resultaron 40 % superiores y las de oro 30 % mayores.
Para sostener este desarrollo, la compañía adquirió un equipo de perforación Ingertrol Sandy 50, capaz de trabajar tanto en superficie como en los túneles. Este equipo permitirá hacer perforaciones cortas desde galerías existentes, reduciendo costos asociados al desarrollo de varias vías paralelas. Además, Sierra Madre planea perforar tanto en las vetas de Nazareno como en el área central de Guitarra, donde las venas paralelas estrechas requieren perforaciones precisas.
Hoy el complejo La Guitarra opera con una planta de 500 toneladas por día, y Sierra Madre proyecta duplicar esa capacidad antes del tercer trimestre de 2027. La idea es que Nazareno aporte de forma significativa al volumen de producción de plata y oro.
Desde mi perspectiva, este avance representa una buena señal para la minería mexicana. Implica confianza en recursos subvalorados, apuesta por la optimización de infraestructura ya existente y una transición hacia métodos subterráneos con mejor aprovechamiento. Claro, quedan desafíos técnicos, permisos, riesgos geológicos y financieros. Pero iniciativas de este tipo fortalecen la cadena productiva local, generan empleo especializado y permiten que México extraiga valor agregado con propiedad intelectual y capacidades operativas propias.