Lima se ubica como la ciudad con mayor tráfico en Latinoamérica, donde los conductores pierden hasta 155 horas al año en congestión, superando a Ciudad de México, Barranquilla, Arequipa y Bogotá. Pese a tener menos vehículos por habitante que otras urbes de la región, el tiempo de desplazamiento en la capital peruana es mayor, lo que evidencia que el problema radica en la deficiente infraestructura vial.
El Metro de Lima y Callao aparece como la principal solución. La Línea 1, inaugurada en 2011 como obra pública y concesionada a un consorcio privado, ha mostrado mejores resultados que la Línea 2, que se construye bajo el modelo de Asociación Público-Privada y triplica el costo por kilómetro al ser completamente subterránea.
Expertos advierten sobre los riesgos de aplicar el modelo de gobierno a gobierno en las futuras Líneas 3 y 4, pues encarecería aún más las obras. En el mundo, de las más de 926 líneas de metro existentes, la gran mayoría se han ejecutado como obra pública, debido a que no generan rentabilidad privada directa sino beneficios sociales y de movilidad.
Con la reciente Ley de Contrataciones del Estado 32069, se plantea que las nuevas líneas se desarrollen bajo el esquema de obra pública, replicando la experiencia exitosa de la Línea 1 y fortaleciendo la participación de profesionales e ingenieros peruanos en la modernización del transporte urbano.