Goldman Sachs Group Inc. ha ajustado su perspectiva sobre el cobre, abandonando su posición alcista a largo plazo y reduciendo drásticamente su previsión de precios para 2025 en casi $5,000 debido a la contracción de la demanda en China.
El banco, que anteriormente fue uno de los mayores defensores del metal, ahora anticipa que los precios promediarán $10,100 por tonelada el próximo año, una revisión significativa frente a su estimación previa de $15,000. Esta corrección refleja la decepcionante recuperación económica de China, explicaron los analistas Samantha Dart y Daan Struyven.
El cobre alcanzó un pico histórico de más de $11,000 por tonelada en mayo, impulsado por una fuerte inyección de fondos. En ese momento, Jeffrey Currie, quien luego se unió a Carlyle Group Inc., había calificado al cobre como «la mejor operación que había visto». Sin embargo, desde entonces, los precios han caído cerca del 18%, aumentando las preocupaciones sobre el consumo en China, el mayor consumidor mundial del metal.
Goldman Sachs señaló que la débil demanda de materias primas en China, junto con los riesgos económicos a la baja del país, han llevado a una revisión menos optimista de su visión sobre las materias primas. A pesar del ajuste, los clientes que siguieron su recomendación anterior podrían haber obtenido una ganancia del 41%.
El cambio de postura de Goldman Sachs coincide con la prolongada recesión en el sector inmobiliario de China y las crecientes dificultades en sus sectores manufacturero y exportador, que están complicando el cumplimiento del objetivo de crecimiento económico anual del 5% fijado por Pekín.
Desde marzo, la demanda aparente de cobre en China ha comenzado a disminuir, y el aumento de las existencias aleja al país del escenario de «agotamiento de existencias» que sustentaba las previsiones anteriores del banco.
Goldman Sachs también revisó a la baja su previsión del precio del aluminio para 2025, reduciéndola a $2,540 por tonelada desde $2,850. Además, mantuvo su perspectiva bajista sobre el mineral de hierro y el níquel, mientras que destacó el oro como su cobertura preferida a corto plazo contra riesgos geopolíticos y financieros.
El banco reafirmó su precio objetivo de $2,700 por onza de oro para principios de 2025, destacando que el metal precioso se beneficiará del aumento en los flujos de inversión en Occidente y de la demanda sostenida por parte de los bancos centrales, especialmente a medida que la Reserva Federal se prepara para recortar las tasas de interés.